La conjuntivitis aguda es más común de lo que piensas y, aunque a veces se minimiza, puede ser muy incómoda e incluso contagiosa. ¿Sabes cómo reconocerla y qué hacer si la padeces? Conocer sus causas, síntomas y tratamientos es fundamental para evitar complicaciones y cuidar tu salud ocular.
¿Qué es la conjuntivitis aguda?
La conjuntivitis es una inflamación de la conjuntiva, la fina membrana que recubre el interior de los párpados y la parte blanca del ojo. Cuando es aguda, los síntomas aparecen de forma repentina y pueden durar desde unos días hasta dos semanas, dependiendo de la causa y el tratamiento.
¿Cuáles son las causas más comunes?
Existen varias causas de conjuntivitis aguda, y conocerlas es clave para su manejo adecuado:
- Infecciosa:
- Bacteriana: Generalmente provoca secreción espesa y amarillenta o verdosa. Es común que los ojos se «peguen» por las mañanas.
- Viral: Suele ir acompañada de lagrimeo excesivo, sensación de arenilla y enrojecimiento. Es muy contagiosa y, en ocasiones, se asocia con infecciones respiratorias.
2. Alérgica: Se presenta con enrojecimiento, picazón intensa y lagrimeo. Es más común en personas con alergias estacionales y suele afectar ambos ojos.
3. Irritativa: Puede deberse a la exposición a humo, polvo, productos químicos o incluso lentes de contacto mal desinfectados.
Síntomas principales
Los síntomas pueden variar según la causa, pero los más comunes incluyen:
- Enrojecimiento del ojo (o ambos).
- Secreción ocular, que puede ser acuosa, espesa o mucosa.
- Picazón o ardor en los ojos.
- Sensación de arenilla o cuerpo extraño.
- Lagreo constante.
- Fotofobia (sensibilidad a la luz).
- En casos bacterianos, los párpados pueden amanecer pegajosos.
¿Es contagiosa?
La conjuntivitis viral y bacteriana son altamente contagiosas. Se transmiten a través del contacto directo con las manos, toallas o maquillaje contaminado. Por eso, es fundamental tomar medidas de higiene estrictas para evitar su propagación.
¿Cómo se trata la conjuntivitis aguda?
El tratamiento depende de la causa:
- Bacteriana: Suele tratarse con antibióticos en forma de gotas o pomadas. La mejoría se nota en pocos días. Es fundamental completar el tratamiento para evitar recaídas.
- Viral: No tiene un tratamiento específico, pero se pueden usar lágrimas artificiales y compresas frías para aliviar los síntomas. Es importante ser paciente, ya que el cuerpo combate el virus por sí mismo.
- Alérgica: Se recomienda el uso de antihistamínicos tópicos o sistémicos y evitar el contacto con el alérgeno que provoca la reacción.
- Irritativa: Se debe eliminar la exposición al irritante y lavar los ojos con abundante agua o lágrimas artificiales.
Recomendaciones generales para el cuidado en casa
- Lávate las manos con frecuencia y evita tocarte los ojos.
- No compartas toallas, almohadas o maquillaje.
- Limpia suavemente tus ojos con gasas estériles y solución salina si hay secreción.
- Usa lágrimas artificiales para aliviar el malestar.
- Evita usar lentes de contacto hasta que los síntomas desaparezcan.
¿Cuándo consultar a un oftalmólogo?
Si los síntomas persisten por más de una semana, hay dolor intenso, pérdida de visión o sensibilidad extrema a la luz, es crucial que acudas a consulta. Algunas veces, lo que parece una conjuntivitis puede ser otro problema ocular más serio que requiere atención especializada.
La conjuntivitis aguda puede ser incómoda, pero con un manejo adecuado y buena higiene, se supera rápidamente. Si tienes dudas o necesitas orientación, estaré encantado de ayudarte en consulta.
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