El glaucoma es una enfermedad ocular que afecta a millones de personas en todo el mundo y, si no se detecta y trata a tiempo, puede llevar a la pérdida irreversible de la visión. Aunque es más común en personas mayores, el glaucoma puede afectar a cualquier persona, y por eso es fundamental comprender qué es, cómo se desarrolla y qué medidas se pueden tomar para proteger la salud ocular.
¿Qué es el glaucoma?
El glaucoma es una enfermedad que daña el nervio óptico, una parte crucial del ojo que envía las señales visuales desde la retina al cerebro, permitiéndonos ver. Este daño es generalmente causado por un aumento en la presión intraocular, aunque no siempre es así. El ojo produce un líquido llamado humor acuoso, que circula dentro del ojo y luego se drena a través de un tejido llamado malla trabecular. Cuando este líquido no se drena de manera adecuada, se acumula y aumenta la presión dentro del ojo, lo que puede dañar el nervio óptico.
Tipos de glaucoma
El glaucoma no es una enfermedad única; de hecho, existen varios tipos, cada uno con características y mecanismos específicos:
- Glaucoma de ángulo abierto: Es el tipo más común de glaucoma. Se desarrolla lentamente y, en sus primeras etapas, no presenta síntomas. El ángulo de drenaje en el ojo (donde se encuentra la malla trabecular) es ancho y abierto, pero el humor acuoso se drena con menos eficiencia, lo que incrementa la presión ocular y daña el nervio óptico.
- Glaucoma de ángulo cerrado: Este tipo ocurre cuando el ángulo de drenaje entre el iris y la córnea se cierra, lo que provoca un aumento rápido y severo de la presión intraocular. Es una emergencia médica que requiere atención inmediata para prevenir la pérdida de la visión.
- Glaucoma de tensión normal: En este tipo, el nervio óptico se daña a pesar de tener una presión intraocular normal. Se cree que es causado por una susceptibilidad del nervio óptico o una disminución en el flujo sanguíneo al nervio.
- Glaucoma congénito: Este tipo de glaucoma ocurre en bebés y niños pequeños. Se debe a una anormalidad en el ángulo de drenaje que ralentiza o impide el drenaje del humor acuoso. Es menos común, pero muy serio.
Síntomas del glaucoma
Una de las características más preocupantes del glaucoma es que a menudo no presenta síntomas en sus etapas iniciales. Esto es especialmente cierto en el glaucoma de ángulo abierto, donde la pérdida de visión ocurre tan gradualmente que puede pasar desapercibida hasta que la enfermedad está avanzada. En contraste, el glaucoma de ángulo cerrado puede presentar síntomas repentinos y severos, tales como:
- Dolor intenso en el ojo
- Náuseas y vómitos
- Visión borrosa repentina
- Halos alrededor de las luces
- Enrojecimiento ocular
Dado que el glaucoma puede progresar sin síntomas visibles hasta que se produce un daño significativo, es esencial someterse a exámenes oculares regulares, especialmente si tienes factores de riesgo.
Factores de riesgo
Varios factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar glaucoma:
- Edad: El riesgo de glaucoma aumenta con la edad, especialmente después de los 60 años.
- Historia familiar: El glaucoma puede ser hereditario, por lo que si tienes familiares con la enfermedad, tu riesgo es mayor.
- Condiciones médicas: La presión arterial alta, la diabetes, y problemas cardiovasculares pueden aumentar el riesgo.
- Miopía alta: Las personas con miopía severa tienen un mayor riesgo de desarrollar glaucoma.
- Uso prolongado de corticosteroides: Los corticosteroides, especialmente cuando se usan en forma de gotas oculares, pueden aumentar la presión intraocular.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico del glaucoma se realiza mediante un examen ocular completo que incluye la medición de la presión intraocular, la observación del nervio óptico, y pruebas de campo visual para detectar pérdida de visión periférica. Otros exámenes, como la gonioscopía, se utilizan para evaluar el ángulo de drenaje en el ojo.
El tratamiento del glaucoma se centra en reducir la presión intraocular para prevenir o ralentizar el daño al nervio óptico. Esto se puede lograr a través de:
- Medicamentos: Las gotas para los ojos son el tratamiento más común y se utilizan para reducir la producción de humor acuoso o mejorar su drenaje.
- Láser: Las terapias láser, como la trabeculoplastia, pueden ayudar a mejorar el drenaje del humor acuoso.
- Cirugía: En casos más severos o cuando otros tratamientos no son efectivos, se puede recurrir a procedimientos quirúrgicos como la trabeculectomía para crear una nueva vía de drenaje.
La importancia del diagnóstico temprano
Dado que el glaucoma puede ser una «enfermedad silenciosa», el diagnóstico temprano es crucial. Cuanto antes se detecte y trate, mejor será la posibilidad de preservar la visión. Por eso, es fundamental que acudas a revisiones oftalmológicas regulares, especialmente si tienes factores de riesgo o antecedentes familiares de glaucoma.
Recuerda, la prevención y la detección temprana son clave en la lucha contra el glaucoma. Como especialista en córnea, enfermedades externas y cirugía refractiva, estoy comprometida a ayudarte a proteger tu visión. No dudes en consultar si tienes alguna preocupación sobre tu salud ocular.
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